«Déjame dar un respiro para doblar en la curva
Solo para saber que estamos a salvo
Soy un hombre agradecido
Esta luz es vaga
Pero vivo y puedo verte bien»

 

 

En el 90 Pearl Jam surfeaba la cresta de su mayor ola. Junto con un puñado de bandas el Grunge se paraba frente a la público para darle una pelea musical épica al metal, el auge discográfico y la espectacularización a través de los recientemente lanzados videoclips posicionaron a su líder, Eddie Vedder, como uno de los referentes máximos de este estilo cultural tras la partida suicida de Kurt Cobain.

Por esas primaveras europeas, Pearl Jam tocó donde pudo y más, siempre más, pasando así a los tiempos de la masividad que aún conserva como un romance adolescente, entre grandes algodones de idealización. Y tras un concierto en Holanda, Vedder decidió fugarse del aislamiento que existe en torno de gran tótem que simula ser una estrella de rock.

Viajó a pie, semioculto, por las calles brownies, durante horas entre canales y una botella de whisky. Esa noche conoció a una joven fan que contuvo en silencio el más profundo grito de admiración. Compartió su whisky, muchos más metros de silencio y contemplación, lánguida y pesimista pero amalgamada con una profunda poesía musical que sonaba en silencio en la mente de la joven compañera.

Horas después ella lo llevó al hotel en su bicicleta, con el sol saliendo y un tono violeta tiñendo el cielo, se despedirían con una profunda mirada y sus manos entrelazadas y jamás volverían a verse frente a frente. 27 años después un diario holandés recogió esta historia en el marco de una nueva visita de Vedder, hoy como solista.

Al ver la publicación el cantante retomó un difuso recuerdo, pidió volver a verla, ella fue invitada junto a su marido a los recitales que allí dio y cuando volvieron a cruzarse él le recordó que Holanda traía a su mente un perfume que siempre recordó entre súbitas imágenes pero siempre era incompleto, que una publicación revivió el momento y completó un puzle mental que llevó años sin armar. «Recuerdo tu perfuma tal cual lo siento hoy», finalmente soltó.

Somos recuerdos que se completan todo el tiempo, sensaciones, flashes fugaces de vida que estallan de manera universal todo el tiempo, a toda hora, en todos los rincones del astro. Somos música y aromas. A vos ¿qué sensaciones o recuerdos te despiertan?